¨ He aquí, yo estoy a la puerta y llamo;si alguno oye mi voz y abre la puerta,entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.¨ Apocalipsis 3:20
martes, 14 de noviembre de 2017
Devocional 14 Noviembre - Hechos 16:14-15 Audiodevocional
14 Noviembre - Hechos 16:14-15
Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía.
Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos.
-Dios abre los corazones:
A lo largo de los años he escuchado innumerables predicaciones y reflexiones acerca de cerrar el corazón y de tener el corazón cerrado o endurecido. El caso más claro y del que mas se suele hablar es el de faraón. Podemos leerlo en Éxodo 7:13 Y el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó, como Jehová lo había dicho.
A veces puede ser por rebeldía, por falta de fe o dureza, que Dios permite o endurece un corazón, tal y como ocurrió con Faraón: Éxodo 7:3 que dice: Y yo endureceré el corazón de Faraón, y multiplicaré en la tierra de Egipto mis señales y mis maravillas.
SI escuchamos la Palabra del Señor, pero no queremos ponerla en práctica porque no nos interesa, o porque creemos que eso no va con nosotros, eso también, es dureza de corazón.
Ahora bien, el caso de Lidia es el contrario, es de apertura de corazón, de esperanza, de alegría, de luz.
¿Oramos sinceramente para que Dios abra nuestro corazón para recibir lo que Él tiene para nosotros?
¿Somos conscientes que Dios puede abrir y dar luz a cualquier persona tal y como lo hizo con Lidia? Y si somos conscientes ¿Oramos para que esto sea así?
Tristemente, si soy sincero; veo muchas más veces corazones cerrados y endurecidos, que corazones abiertos y dispuestos. Te invito a que hoy no solo ores porque Dios abra el corazón de los demás, sino también el tuyo y con sinceridad. Te puedo asegurar que si lo haces habrá un cambio, tal y como paso con Lidia que pasó de ser enseñada por Pablo a obligar a éste, a quedarse con su familia. Dios es el que hace la obra y nos guía. ¿tendrás un corazón dispuesto?
Dios te bendiga. Amén.
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