viernes, 30 de noviembre de 2012

RADIOS CRISTIANAS DEL MUNDO
Esta película esta muy bonita, os la recomiendo. Yo la he visto con la familia. COMENTEN.

Anuncios y noticias:


· Recordar nuestros teléfonos de la Iglesia: 964.51.22.06 (llamada local)  y móvil: 661.54.68.74 
· Toda la información en Facebook: www.facebook.com/BuenPastorBurriana  listas de predicadores, estudio de los miércoles, escuela dominical, ujieres, etc.
· Si tienes algo que aportar a este boletín ¡ Lo esperamos !   E-mail:     buenpastor.burriana@hotmail.com
· Si queréis quedar con Javier (visita u oficina pastoral) concretar cita obligatoriamente por teléfono al 964.51.22.06. No es necesario ser Evangélico, ni de esta Iglesia. Solo hace falta necesitar oración, consejo o simplemente hablar.
· Recordad: Estamos elaborando el programa para Navidad. Si deseas colaborar haciendo teatro, leyendo poesías, cantando, etc. por favor habla con Javier URGENTEMENTE, nosotros te facilitaremos lo necesario.
· El 22-Diciembre estaremos en la Residencia de Burriana.

Soportando las pruebas.


Muchos de nosotros estamos pasando en la actualidad muchas pruebas y algunas de ellas son francamente  difíciles de llevar. Somos tentados a “tirar la toalla” o a olvidarnos de Dios y que Él siempre esta con nosotros. ¿Me vencerá la tentación de no mirar atrás? ¿me vencerá la tentación de quitar mi vista del Señor? Como dice  Santiago 1:12- 13 ¨ bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida que Dios ha prometido a los que le aman. Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie¨ (rva). Por lo tanto,  a pesar de todos los problemas que tenemos encima, nunca pensemos  en que Dios nos ha abandonado. Nos parece que todo lo que hemos obtenido en la vida, se evapora en un segundo. ¿Cuál  es el rumbo de mi vida? ¿Cómo miro las cosas?. Situaciones que antes nos parecían tan fáciles de alcanzar, ahora nos quedan muy lejos de nuestras manos. La crisis actual nos está azotando a todos. Unos han perdido todo su patrimonio, otros han perdido sus ilusiones por el camino.  Es en estos momentos, que tenemos que aferrarnos a nuestro Dios con más fuerza, ya que Él nos amparará de día y de noche, sabiendo que no descansa y quiere nuestro bienestar. , . Pensemos que estas pruebas que nos están azotando, nos harán  más fuertes para acercarnos más a Dios y para apoyarnos más en Él con todas   nuestras fuerzas. Él esta cercano. Salmo 145:18-21 “Cercano está Dios a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras. Cumplirá el deseo de los que le temen; Oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará. Dios guarda a todos los que le aman, Mas destruirá a todos los impíos. La alabanza de Dios proclamará mi boca; Y todos bendigan su santo nombre eternamente y para siempre”.  Orarle siempre y sin descanso, ya que Él tiene buenos pensamientos y deseos para ti., como dice Jeremías 29:11 “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”. Él nos ayudará, confía en Él.    Amén.                        Daniel Polo

EL TROMBÓN


Esta semana, no hablamos de una noticia, sino que transcribo un articulo que habla de como actúa Dios y como actuamos nosotros….
Hay una experiencia que guardo preciosamente en mi recuerdo y que ilumina mis oscuros años de la crisis económica que sufrimos en nuestro país. La historia comenzó cuando uno de nuestros hijos se puso a orar pidiendo un trombón. Mi marido era por aquel entonces pastor en una pequeña localidad y solo teníamos lo justo para vivir ¡Ni se nos ocurría pensar en instrumentos de música! La mayoría de la ropa de nuestros hijos la recibía de los miembros de la Iglesia y nuestra máquina de coser nunca paraba de trabajar: convertía y adaptaba la ropa que recibíamos, vestidos, pantalones y camisas. La comida tampoco era abundante en aquellos días: Nunca hemos pasado hambre gracias a Dios; pero teníamos que economizar hasta el ultimo céntimo. No éramos los únicos que vivíamos en la pobreza. Cientos de personas hacían cola, cada día, para conseguir la sopa popular gratuitamente para ellos y sus hijos. ¡Era imposible encontrar trabajo! No teníamos mas remedio que poner nuestra confianza  en Dios para nuestras necesidades cotidianas. Nosotros los padres sabíamos el por qué de aquellas privaciones, pero era duro para nuestros hijos tener que renunciar a todo lo que proporcionaba placer a los niños y niñas de su edad. Cuando Donald se puso a hablar de un trombón nos tomo realmente de improvisto. ¿No podéis comprarme uno? -Suplicaba- ¡Las clases son gratuitas, pero hay que tener el instrumento! Se me hizo un nudo en la garganta e intenté explicarle lo mejor que pude lo imposible que era aquello, diciéndole que teníamos que estar agradecidos a Dios por gozar de buena salud y tener siempre algo que comer… Donald siempre había sido un chico muy sensato. Cuando terminé de hablar, se sumergió en sus pensamientos durante algunos minutos y después alzando sus ojos cubiertos de lagrimas hacía mi me dijo: Mamá si Dios puede darnos todo lo que le pedimos... ¿Por qué no me daría un trombón? ¿Qué le podía responder? Que siempre tenemos que pedir a Dios cosas que estén de acuerdo con su voluntad; que si Dios quisiera que tocase realmente el trombón, Él podría proveer para la compra de ese instrumento… Pero honestamente he de admitir que mi fe flaqueaba. Leía en sus grandes ojos, su ardiente deseo y sabía que unas lecciones de música le irían muy bien. Finalmente le dije con bastante cautela: “Donald si crees de verdad y no cesas de orar, pienso que Dios puede darte tu trombón”. Su cara se iluminó:¡Entonces voy a orar todos los días hasta Navidad!    -declaró-. Yo dije para mí: “Todavía queda lejos la Navidad y se olvidará de todo esto dentro de un par de meses”. En eso estaba completamente equivocada, porque cada noche, durante el culto familiar, nunca dejaba de pedir a Dios su trombón. A medida que el tiempo pasaba, me sentía a disgusto. Me puse a buscar trabajo para ganar lo suficiente para comprarlo, pero cada vez que lograba ahorrar algo, una necesidad mas urgente se presentaba y volvía a estar a cero. "Señor -suplicaba– ayúdame a obtener el dinero necesario. Este niño cree firmemente que su oración será contestada ¡su fe no debe tambalearse!”   ¡Qué pobres y débiles mortales somos! ¡Cuan a menudo pensamos que la respuesta a nuestras oraciones depende de nosotros! Creemos conocer el método que Dios empleará para la respuesta. Intenté orar con la misma fe que Donald, pero  el cielo parecía de bronce y no recibíamos ninguna respuesta a nuestras patéticas súplicas. Un día, mi hermano y su familia vinieron a visitarnos. Tras la comida, mientras los niños jugaban en el jardín, mi cuñada hizo una remarca que me causó un sobresalto: Nos hemos preguntado si a Donald le gustaría tener un trombón  -dijo-. Incapaz de hablar, la escuché explicarme que tenían que comprar uno nuevo para su hijo y que Donald podría quedarse con el que su hijo tenía ahora, si lo quería. ¡Si quería un trombón! Entonces les conté todo el tiempo que llevaba orando por aquello; lo arreglamos todo en el momento. Una oleada de alivio y de agradecimiento invadió mi corazón, pero decidí no darle el instrumento a Donald enseguida. Lo guardaríamos y se lo daríamos en Navidad.  El niño siguió orando. A menudo me preguntaba si tenía el dinero para su trombón. Ya que él me lo preguntaba de esta manera, podía responderle sinceramente que no; pero su reacción era siempre la misma: Sigo creyendo que lo tendré -decía- lleno de alegría. Llegó la víspera de Navidad; Yo estaba acostada cuando mi pequeño Donald se acercó de puntillas a mi cama: Mamá-preguntó-   dime la verdad ¿no tienes dinero para mi trombón? ¿quizás lo has encargado? respondí: -No cariño-. Para alegría mía No vi ninguna lágrima; y ninguna tristeza veló su mirada: -sigo creyendo que estará aquí mañana por la mañana- ¡Qué fe! No le era difícil confiar que Dios le proveería. Cuando me aseguré que los niños dormían profundamente, me dirigí con pasos sigilosos al comedor para poner el trombón y algunos regalitos que habíamos podido procurarnos para los niños bajo el árbol de Navidad. Mi corazón rebosaba de agradecimiento hacia nuestro Dios tan grande que había respondido a la oración de un niño pequeño. Aquel no era ciertamente un hermoso árbol y estaba pobremente decorado con pequeñas banderolas de papel recortadas por los niños, pero ningún árbol de Navidad me pareció nunca mas hermoso que aquel, con el trombón brillante y reluciente bajo sus ramas. ¡No necesitaba dinero para ser feliz! La mañana de Navidad, hubo una explosión de alegría cuando Donald vio su regalo: ¡Lo recibí! -grito- ¡Sabía que lo tendría!  Apretó preciosamente su trombón entre sus brazos. Lágrimas de gozo corrían mis mejillas y veía también a mi marido lleno de emoción.  Algunos instantes después, Donald fijó en mí su mirada de asombro y me dijo: Mamá ¿Por qué no me dijiste que lo habías comprado? Siempre me decías que no tenias dinero. Y era verdad - le respondí - nunca tuve dinero para comprarlo. Fue Dios quien nos lo envió gratuitamente. Y le explique como. Nunca olvidaré la lección que aprendí en aquella Navidad de crisis. Dios espera que oremos por cualquier necesidad y que creamos que lo recibiremos, pero no quiere que decidamos por nosotros mismos la manera en que la respuesta  llegará.  Amén. El llamado del Maestro 6/79 Realités de la fui Digest

                                                                                     Javier Gómez