19 Septiembre - Hechos 8:18-24
Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero,
diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo. Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero. No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios. Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizás te sea perdonado el pensamiento de tu corazón; porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás. Respondiendo entonces Simón, dijo: Rogad vosotros por mí al Señor, para que nada de esto que habéis dicho venga sobre mí.
-Grandes errores:
Hay una cosa de la que tenemos que ser conscientes todos y cada uno de nosotros, y es que somos humanos y vamos a cometer errores. Esto por un lado nos recuerda nuestra condición, y por otro nos hace ser más tolerantes y no juzgar los errores de los demás. Al menos así debiera ser. Simón vio que, con la imposición de manos, las personas recibían el Espíritu Santo. Por su trasfondo de mago, él quiso, poder hacer esto mismo. No sabemos si era para ganar dinero o por tener el protagonismo. Pedro fue tajante con él, le dijo claramente que El evangelio es por Gracia, es un regalo, es un don de Dios. ¡Gracias a Dios por ello!
Pero Simón, ¡Que equivocado estaba! ¿No había creído? ¿Cómo pudo decir esto?
Simón había creído, podemos leerlo en el versículo 13 También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito.
Cuando el vino a conocer a Cristo ejercía la magia y esto lo tenía en la mente podemos verlo en el versículo 9: Pero había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, haciéndose pasar por algún grande.
Simón se equivocó, por sus ideas preconcebidas, por su forma de pensar, pero reconoció que se había equivocado y pidió oración. Todos nosotros vamos a cometer errores, bien sea por nuestras ideas preconcebidas, o por nuestra forma de hacer y actuar. Pidamos perdón y sigamos adelante como lo hizo Simón y perdonemos a los demás sus errores tal y como lo hace el Señor con nosotros. Dios te bendiga. Amén.
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