Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues.
Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti, librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío, para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.
-Nuestro llamado:
Este llamado fue un llamado personal para Pablo, pero ¿Lo es para ti?
¿Cuál es la finalidad de tu llamado? ¿Salvarte únicamente tú, o además, ser guía para que otros lleguen al conocimiento de Cristo?
EL llamado de Pablo incluía el abrir los ojos a los demás para que pasasen de la oscuridad a la Luz admirable de Cristo, así como sacar a las personas de su vida sujeta al poder de Satanás a Dios, recibiendo perdón de sus pecados.
¿Hay algo más noble y con mayor trascendencia que esto?
Pensemos en ello y en nuestro llamado, y como dijo alguien: Si Dios hubiese querido que creyésemos y ya estaba todo, el mismo día que creímos podía habernos llevado a su presencia. Pero no, nos ha dejado aquí con un propósito y un fin.
¿Lo llevarás a cabo? Dios te bendiga. Amén.
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