Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.
-Libertad en Cristo:
Como seres humanos, lo reconozcamos o no, todos tenemos una necesidad y un vacío que tenemos que llenar. Dios nos creó así, y salvando las distancias somos como un puzle al que le falta una pieza. Esa pieza es Dios. Todos necesitamos de Dios y dependemos de Él. Podemos tratar de llenarlo, podemos buscar sucedáneos, pero nada va a ser como el original. Es como si en ese puzle, tratásemos de rellenar el hueco con un trozo de cartón, si, rellenaríamos el hueco, pero no seria igual, siempre se notaría el parche. Tal y como dice Juan 14:6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
Él es el camino, no un camino y la verdad, no una verdad, y la vida no una vida ¿A que estamos destinados sin Él? A una vida vacía, mediocre y sometida al pecado.
Hoy tenemos muchos motivos para estar alegres y dar gracias. El texto de hoy dice: Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
Jesús nos ha hecho libres y esto es un motivo de alegría, y alabanza a Dios. Es un motivo de celebración. Juan 8:36 dice: Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.
No tenemos una libertad cualquiera, tenemos la verdadera libertad, en la que podemos acudir a Dios cada a cara y ser transformados por medio de su Santo Espíritu. ¿Qué mas podemos pedir? ¿No es esto maravilloso y un motivo para estar agradecidos en este día? Piensa en el precio que pagó Jesús por tu libertad, disfrútala y no permitas que nada ni nadie te quite ese gozo. Dios te bendiga. Amén.
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